Desarrollar compasión por los demás no solo implica responder a su sufrimiento , sino también aprender a perdonar. El perdón se produce cuando dejamos de albergar rencor y nos desprendemos del resentimiento por haber sido maltratados u ofendidos. Significa tratar a los demás como nos gustaría que nos tratasen a nosotros. El perdón no significa dejar de protegernos, pero si dejar de pagar con la misma moneda. Esto incluye el resentimiento y la acritud, que a la larga solo nos daña a nosotros. La compasión hacia uno mismo facilita el perdón, en parte por qué nos permite curar las heridas emocionales provocadas por otras personas.
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Una de la principales vías por las que la compasión hacia uno mismo se traduce en perdón es el reconocimiento de nuestra humanidad compartida común. Cuando vemos a los demás como individuos separados con control completo de sus pensamientos y sus acciones es natural culpar a los que nos hieren, del mismo modo que nos culpamos a nosotros mismos cuando metemos la pata. Sin embargo, cuando entendemos mejor la interconexión entre toda la humanidad, vemos que existen innumerables factores que influyen continuamente en quienes somos y lo que hacemos. Empezamos a entender que es imposible culpar completamente a un solo individuo por algo (nosotros incluidos). Cada ser consciente forma parte del entramado de un enorme numero de causa y condiciones interconectadas que influyen en nuestra conducta. Esta imagen es la clave que nos permite perdonarnos y perdonar a los demás, soltar la ira y el resentimiento, y generar compasión hacia todos.
Es importante recordar que perdonar no significa excusar las malas conductas, o que necesitamos interactuar con las personas que nos han hecho daño. La sabiduría ve claramente cuándo una acción dañina o anormal, y cuándo necesitamos protegernos de los que tienen malas intenciones. Pero también entiende que todos somos imperfectos, que todos cometemos errores. Entiende que las personas actúan por ignorancia, inmadurez, miedo o un impulso irracional, y que no debemos juzgar a nadie por sus acciones como si se tuviese el control pleno y consciente de ellas. E incluso en los casos en que se es consciente del daño que se provoca, hay que plantear la pregunta: ¿qué ha ocurrido para que pierdan el contacto con su corazón? ¿qué herida les ha llevado a tener un comportamiento tan frío e insensible? ¿Cuál es su historia?
Menos de 2 minutos le bastan a Matthieu Ricard (un monje buddhista y neurocientífico) para definir qué es y qué no es el perdón. Propone una manera saludable de pensar acerca del perdón, sobre las acciones y sus consecuencias. Poner límites y romper círculos que solo conducen al sufrimiento y la enfermedad.
Para conocer más acerca de la la compasión y el perdón te invitamos a leer el libro Kindfulness.