La paradoja de mindfulness

Fundamentos de Mindfulness y Compasión

Una cosa que decimos en Respira Vida Breathworks es que “para ir de A a B, primero tienes que estar en A”.

Cuando nos centramos en intentar quitarnos el estrés o la ansiedad, deseando estar en un estado de tranquilidad o calma, inmediatamente dejamos de estar atentos, de estar mindful. Básicamente dejamos atras el principio fundamental de mindfulness de observar el surgimiento y desvanecimientos de la sensanciones cambiante de nuestra experiencia, sean estas sensaciones agradables, desagradables o neutras. Es decir dejamos de estar atentos "sin juzgar", dejamos de ver nuestra experiencia tal y como es. Nuestra atención consciente deja de estar en el prensente para centrarse en el futuro. Y esto no hace más que empeorar las cosas..

En cuanto dejamos de resistirnos a nuestra experiencia estresante, de intentar alejarla, de dejar de tratar de no experimentarla; y en su lugar le permitimos ser simplemente tal cual es, entonces con el tiempo encontramos que los sentimientos disminuyen y se calman. Este "con el tiempo", podría tomar mucho tiempo, sin embargo, ¡en la práctica de la Atención Consciente no hay soluciones rápidas! Mientras tanto, con paciencia podemos soportar nuestra ansiedad, o cualquier cosa que sea nuestra 'A' (nuestra experiencia), aceptando que ésta es la manera como las cosas son en este momento.

Inevitablemente la gente que viene a nuestros cursos de mindfulness para la salud vienen con algunos objetivos en mente: quieren ser más felices, quieren estar menos estresados o ansiosos, quieren sentir paz, quieren ser más productivos, o quieren que se les vaya el dolor. Gradualmente, a medida que las personas van avanzando en el curso y desarrollando una practica regular, tienden a dejar de obsesionarse con sus objetivos. En el caso del dolor, por ejemplo, pueden que se den cuenta que su dolor no va desaparecer necesariamente, a la vez que aprenden a relacionarse con él en una manera completamente diferente. Dandose cuenta que nos son su dolor, del mismo modo que no son sus pensamientos, aprenden a gestionar sus vidas en una manera que recuperan la iniciativa y confianza en sus vida.

Mucho de esto tiene que ver con la capacidad de profesor de mindfulness de conectar con los participantes en el punto donde están, con amabilidad y comprensión. Parte de esa comprensión es darse cuenta que las personas van a tener metas. No hay nada malo con tener metas. Pero puede ser que en el proceso de cambiar, con la ayuda de mindfulness, las metas también cambian.

 

Es una paradoja encontrar tanto ruido interno cuando lo que queremos es sentarnos en silencio.

Es una paradoja que experimentar dolor suavice el dolor.

Es una paradoja que permanecer inmóviles nos pueda llevar tan profundamente en la vida y en el ser.

A nuestra mente no le gustan las paradojas. Nosotros queremos tener las cosas claras para mantener nuestra ilusión de seguridad. La certeza produce una satisfacción tremenda.

Sin embargo, cada uno de nosotros tenemos un nivel más profundo del ser que ama las paradojas. Que sabe que el verano ya está creciendo como la semilla en el seno del invierno. Sabe que, en el momento en que nacemos, empezamos a morir. Sabe que toda vida resplandece en las sombras de un devenir. Que sombras y luz van siempre juntas, lo indivisible fundido en lo visible.

Cuando nos sentamos en quietud, estamos profundamente activos. Al guardar silencio, podemos escuchar el bramido de la existencia. En nuestro deseo de ser el yo que somos, nos convertimos en uno con todas las cosas.

— Gunilla Norris, de su libro Sharing Silence: Meditation Practice and Mindful Living (1993)