El ingrediente más saludable: la autocompasión

Uno de los ingredientes más saludables en nuestra alimentación: la autocompasión

Un duro día de trabajo y de repente te das cuenta de que no te comiste el almuerzo. Te das cuenta de que es la hora de comer. Tu estómago ruge como un tigre enardecido, y como el trabajo te ha desbordado te vas a tener que quedar a comer en la cafetería del trabajo. En el menú tienes una ensalada viuda y poco atractiva, y apenas tienes alguna opción saludable. En el menú de hoy hay pizza; y te encanta la pizza, y al final elegiste pizza para comer. Justo al volver al trabajo, un compañero ha traído unos estupendos dulces rellenos de crema de su pueblo para compartir con el café. La verdad es que sientes que has comido bastante, y que incluso te has "permitido" comer pizza, no quieres; pero al final te tomas un dulce. Quizá lo peor de todo es que poco después de tomar el primer dulce tienes un sentimiento de culpabilidad por que te lo has tomado. Al final te asalta el pensamiento de que el día de hoy ya está "perdido", te enganchas con este pensamiento y te tomas un segundo y después un tercero. Al final terminas con la sensación de que tu estómago está a rebosar  y comienzas a reprenderte por tu falta de fuerza de voluntad. "No debería haber comido eso. ¿Qué pasa conmigo? ¿Por qué siempre elijo los alimentos que sé que no debo comer? "

¿Este escenario te suena familiar? Esto es algo que se repite muchas veces en personas  que tratan de comer sin éxito de una manera más saludable. De lo que quizás no nos damos cuenta es que en nuestra alimentación falta un ingrediente clave para que sea saludable. Ese ingrediente es la autocompasión. Y tiene el poder ayudarte a poder comer más saludablemente.

 La autocompasión es la actitud de ser amable y comprensivo con uno mismo en los momentos de dificultad, ante los errores personales o al descubrir defectos personales.

La investigación muestra que una mayor comprensión y perdón hacia nosotros mismos, nos motiva más a hacer aquello que tenemos el propósito de hacer para cuidar mejor de nosotros mismos, incluyendo comer mejor.

La Autocompasión

Según la investigadora Kristin Neff, la auto-compasión consta de tres componentes principales:

  • Mindfulness – que supone ser consciente de nuestros pensamientos, emociones y sensaciones dolorosas con una conciencia equilibrada, que nos permite ir más allá de la sobre identificación, o de su ignorancia activa.
  • Amabilidad hacia nuestra persona:  que supones ser amable y comprensivo hacia nuestra persona cuando nos encontramos en una situación dolorosa o de fracaso en vez de recurrir a una feroz autocrítica
  • Humanidad compartida: que supone el reconocimiento de que aquello que te está pasando es parte de la experiencia humana, y que esta situación dolorosa o de dificultad no sólo te sucede a ti.

La autocompasión, como se ha comentado, nos motiva mucho más que la crítica para poder alcanzar nuestras metas, y esto también es aplicable al comer bien. Esto nos protege también frente al comer en exceso por razones emocionales, o cuando fracasamos en nuestros esfuerzos por comer bien. Saber que esto es común a todos los seres humanos. Que todos los seres humanos en mayor o menor medida utilizan la comida para aliviar emociones difíciles, y sobre todo, no culpabilizarnos ferozmente, nos puede ayudar a tener una visión más calmada y serena de nuestra experiencia.

Cuando falta autocompasión es fácil caer en el victimismo, la lamentación y en la resignación. Nos cierra la puerta a ver lo que estamos notando, lo que sentimos y a tener una perspectiva más amplia de nuestro hábitos alimentarios, nuestras necesidades nutricionales y emocionales y el efecto de la inconsciencia. Al adoptar una actitud de perdón y ver nuestra experiencia desde la curiosidad, se puede fomentar una relación sana con la comida y se puede abrir una puerta mejorar nuestra salud emocional y nuestra relación con la comida. De este modo aportar mindfulness y compasión son ingredientes clave para tener una relación gozosa y más libre con la comida.


Cómo agregar una buena dosis de autocompasión en nuestra alimentación:

1º) Abandona  tu perspectiva a pensar polarizadamente en blanco o negro. Es muy hábil comenzar a entender que una alimentación sana es flexible, variada y que no prohíbe ningún alimento. Podemos comenzar por dejar de culpabilizar a los alimentos. Los alimentos no son ni buenos ni malos. Tomar conciencia de qué es lo que necesitamos en cada momento puede ser la opción más saludable y muchas veces quizá lo más saludable sea tomar una porción de pizza.

Por ejemplo, qué sería una opción más saludable en una fiesta: ¿pizza o ensalada? La ensalada sólo es más saludable si eso es lo que realmente quieres. De lo contrario, es posible que la deprivación y la restricción te lleven a comer en exceso más tarde. Tomar la pizza con mindfulness, con curiosidad y gozando conscientemente de los sabores, texturas y siendo consciente de las sensaciones puede ser la gran diferencia.

Paso 2: Toma conciencia de tu diálogo interior cuando comas. ¿Se inicia una cascada de pensamientos que  te advierten que no comas demasiado o no comas ciertos tipos de alimentos? ¿O qué si comes aquello eres un fracaso? Una buena propuesta puede ser escribir y hacer consciente este tipo de diálogos.

Paso 3: Desarrollar una serie de respuestas compasivas frente a este diálogo interno negativo, como podría ser “Entiendo que te estás preocupando por mi, pero al hablarme así lo que me hace es sentir más dolor y no es una ayuda.” o “Tal vez puedo ser más objetivo y tratarme con amabilidad, comer de forma consciente saboreando la comida y tomar consciencia de lo que me pide y necesita mi cuerpo”

Paso 4: Practica estas respuestas cada vez que te  hables negativamente sobre tu alimentación. Incluso puedes llevar un cuaderno con afirmaciones positivas que puedas ir creando de forma progresiva.

Paso 5: Sé paciente. No te desesperes si no funciona tan bien como querrías al principio. Tómalo como una práctica. Ser autocompasivo es un  ingrediente que puedes aportar de forma consciente al comer y al relacionarte con la comida. Darte cuenta de tus diálogos es un éxito, y no auto recriminarte por tener pensamientos críticos y reconocer esta tendencia es otro éxito. Se trata de un camino progresivo y en la práctica está la virtud.